domingo, 5 de diciembre de 2010

LO QUE SE ESPERA DEL PROXIMO ALCALDE

Para comenzar debo de confesarle a usted atento y respectado lector, que soy de los que primero bautizan la criatura para luego darle vida.

Por ello empezaré este articulo escribiendo que …tal vez debería, y tuve el impulso de hacerlo pero se me presentaron algunas dudas, nombrarlo de esta otra forma …”lo que le espera al próximo Alcalde”; pero por una sencilla razón me decidí por el primero.

Lo hice obedeciendo a mi sentido común… es decir algo en mi interior me advirtió que de tomar la segunda opción me podría meter en camisa de once varas y entonces seguí su sabio consejo el que me ha permitido observar las cosas de forma objetiva y expresarlas de manera prudente… pero además lo hice por otras tres pequeñas razones.

La primera: El actual mandatario de los Cartagüeños, no ha terminado su mandato y aún le queda un corto y limitado año para gobernar, por aquello de la ley de garantías, para así terminar su ciclo administrativo.

La segunda: No sabemos con certeza en que condiciones económicas y políticas vaya ha dejar al Municipio de Cartago en el Norte del Valle… y Tercero: Hoy día, no sabemos a ciencia cierta, si el reemplazo de turno, va a ser de sus afectos o no.

Esta ultima reflexión (la tercera) la hago alejado y despojado de mis simpatías personales, buscando con esa actitud el justo equilibrio en mis valoraciones; en lo que no cabe la menor duda, es que al momento de acudir a depositar mi voto cumpliré con el deber que se deriva de la disciplina y la lealtad sobre lo que determine la colectividad, aunque muchas cosas pueden cambiar; pues a partir de 1986 es así como ha funcionado la política cuando se aprobó la elección popular de Alcaldes, despareciendo la elección …”a dedo”.

Lo anterior significa que ya nos acostumbramos a los sonajeros políticos, es decir muchos se auto proclaman, esperando el visto bueno de su colectividad y es cuando aparecen comentarios como: “muy difícil vender su imagen”… “no tiene carisma”, “no lo quiere la gente”, “duro pero para vender”, etcétera; y dependiendo de este termómetro se define su aprobación y visto bueno por parte de lideres comunales y de los jefes políticos de cada uno de los partidos.

También es común escuchar en los mentideros políticos, “…esperemos que falten tres meses para las elecciones, y ahí si sacan el candidato verdadero…”

Otros aprovechan esta confusión, a sabiendas que no cuentan sino con el voto de ellos y a lo sumo de su familia pero lo hacen con la intención oportunista de obtener un buen lugar burocrático y poder seguir en la baraja, así no hagan más nada salvo que firmar documentos y salir en los medios.

Lo anterior significa que lo que hoy se escribe aquí, vale por igual para todos los posibles candidatos a ocupar el primer cargo del municipio y que lo harán ya sea en representación del partido de la U, Cambio radical, el Liberal, el Conservador, el Pin, Mira, El Verde, El polo, la alianza social indígena y los independientes.

Entonces independientemente de quien sea, estas son unas reflexiones sobre lo que se espera del próximo Alcalde.

Obviamente no pretendo describir el modelo de mandatario perfecto, sencillamente porque no existe, ya que todo aspirante es único y rara vez repetible; cada uno de ellos(as) están guiados por modelos hereditarios y resultado de procesos de aprendizaje externos, siendo la diferencia en lo poco o mucho que hayan recibido y asimilado para bien, en ese transcurso.

Lamentablemente y de manera frívola muchas veces son medidos solo por su “carisma”, pero en la mayoría de las veces es solo una lotería que se ganan camino a un poder transitorio, adornados de una popularidad que muchas veces se vuelve en contra de ellos y los termina devorando.

Contrario al parecer de muchos, los verdaderos atributos son moldeados desde los primeros años de vida y con el apoyo y el ejemplo de los padres o tutores, por la calidad de educación recibida y por el entorno social (no se lea status) en el que se haya estructurado, dichos “perfiles” carecen de importancia al momento de elegir el candidato (a) que regirá los destinos de nuestra ciudad; entonces como siempre prima el interés de unos pocos sobre las necesidades de toda una comunidad.

Entonces entremos en materia. Lo primero que esperamos del próximo Alcalde de Municipio de Cartago en el Norte del Valle, es que sea un excelente Comunicador, eso significa que tenga la habilidad de comunicarse de manera afectiva y efectiva con la gente, es decir son aquellos lideres que a la gente les gusta escuchar, es aquel que siempre termina motivando aún cuando trae malas noticias. Su contrario es aquel que rápidamente se ubica en un pedestal e irradia un aura de autoritarismo.

Aquí no se pretende hablar de carisma personal o magnetismo, ya que la experiencia ha demostrado que terminan comportándose como tiranos egocéntricos y en el peor de los casos son unos simples títeres; este tipo de liderazgo dificulta las relaciones dentro y fuera de la administración municipal.

El segundo requisito. Que sea Participativo, es decir aquel que consulta y escucha la opinión no solo de asesores y subordinados, sino la voz del pueblo, este tipo de liderazgo es aquel que escucha, dirige, instruye y corrige rápidamente, de él se espera esté libre de ataduras y/o apegos materiales o emocionales.

El tercer requisito. Que sea un excelente Administrador Liberal (nada tiene que ver con postulados ideológicos), significa que tenga la habilidad para crear eficientes y eficaces equipos transdisciplinarios a los cuales les delegue la suficiente autoridad y autonomía para la toma de decisiones, lo que conlleva a un mayor compromiso por parte de sus integrantes subalternos, eso es lo que siempre se espera.

Un cuarto requisito. Que sea un buen conciliador, no cabe la menor duda que el éxito de un Alcalde esta en la conformación de un buen gabinete municipal, lo cual significa empezar con el suficiente poder de disuasión para “desligarse” de las tradicionales e impuestas cuotas burocráticas, en el sentido de saber negociarlas, procurando rodearse de personas que no solo cumplan todos los requisitos en lo que concierne ha preparación académica y experiencia, sino que estén preparados sicológicamente para asumir con responsabilidad y dar buen ejemplo en la posición adquirida, es decir con aptitud y actitud de servicio hacia la comunidad que los eligió.

Un verdadero líder habla poco de su liderazgo, abundan los funcionarios, que se expresan…”yo como dirigente….” Actitud que denota pedantería, soberbia y vanidad, coctel explosivo que siembra muchos resentimientos y odios, los que finalmente no dejan avanzar al candidato.

También se caracteriza, el líder, no por mandar, sino por ser ejemplo digno de imitar; como hace un secretario de despacho para exigir puntualidad y compromiso con las tareas asignadas, si siempre es el ultimo que llega a laborar y se entretiene en cosas superfluas como un excesivo culto a la personalidad que termina en un malinterpretado narcisismo.

Un quinto y ultimo requisito, un buen Alcalde debe de tener visión, determinación y rigor. En el primer caso es tener el privilegio de crear en su mente y proyectar el municipio 20 años adelante; es tener la capacidad y el arrojo de tomar decisiones firmes, asumiendo riesgos calculados sin temor a equivocarse o incomodar a alguno o algunos contradictores los que siempre estarán allí; y finalmente es disponer de una suficiente energía física y mental, acompañada de una gran fuerza de voluntad que lo aliente y lo mantenga firme aún en los momentos más difíciles y tormentosos por lo que deberá de pasar y sin llegar a claudicar.

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