domingo, 3 de octubre de 2010

EN LA BUSQUEDA DE LA LIBERTAD…PRIMER PASO… LA ACEPTACIÓN

No cabe la menor duda que admitir, aceptar y no oponerse a una cruda realidad, es el comienzo de un programa y de una nueva vida.

Las cosas nos ocurren no por mera casualidad, mala suerte o buena fortuna, son en si mismas el resultado de múltiples y repetitivas formas de ver y actuar en la vida. “…El diablo no es diablo por malo…. sino por viejo…”

Si usted respetado lector es de aquellos que por un especial don que la divina providencia le obsequio, ya entiende que voy nuevamente a tocar el tema sobre el Alcoholismo y le molesta o le parece aburrido, entonces lo que le voy a referir hoy no le va a servir para nada, es probable que dentro de 30 años le interese, entonces sí disfrutará de la lectura, la que lo estará esperando; mientras tanto, siga bebiendo que éste consejo aún no lo necesita.

El 95% de los seres humanos nos la pasamos buscando la aceptación de los demás, siendo ésta la manera más absurda y torpe de enfrentar la vida, dejamos de ser nosotros mismos intentando parecernos a las demás personas, aparentamos lo que no somos, “…río si tu ríes… lloro si tu lloras…” apariencias solo apariencias.

Entonces terminamos intercambiando con nosotros mismos miles de mascaras y las usamos dependiendo de la ocasión, como la hipocresía, la soberbia, el orgullo, la mentira, la avaricia, la envidia, la lujuria, el rencor, la ira y terminando con la pereza, pues queremos que todo lo hagan otros y aparentemente escogemos los más débiles.

Contrario a lo que debería ser, y es el aceptarnos tal como somos, con nuestras virtudes y defectos, sin intentar construir un “modelo de conducta”, para ser admitidos o aceptados; debiendo esforzarnos diariamente por ser auténticos y genuinos, y así evitar el convertirnos en marionetas o maniquíes de carne y hueso que actuamos dependiendo de lo que los otros determinen y más les convenga.

Ésta es la personalidad del alcohólico, una mente deformada que no percibe la realidad, aferrado a la bebida y la ilusión que poco a poco construye en su subconsciente pues bajo sus efectos, el enfermo se siente inteligente, bello, rico y poderoso, estas son las primeras consecuencias de esta grave enfermedad, que resulta de una desenfrenada forma de actuar en la vida siempre corriendo detrás de los demás sin detenerse a pensar en si mismo, y que terminó centrando su vida en una botella o algún otra adicción, alejándose poco a poco de su familia y seres queridos, los que finalmente lo abandonarán.

Ahora si hablaré de la otra aceptación; a la sazón si usted se siente aludido y logra dar este primer paso, el de reconocer que tiene un problema con la bebida, déjeme asegurarle que ha tomado la más importante decisión de su vida, no lo piense dos veces, busque ayuda inmediata.

Para la gran mayoría que aún duda, la pregunta que surge es ¿Cuándo sé que tengo un problema con el licor? empecemos entonces a madurar la idea con una simple anécdota y algunas apreciaciones.

Si usted respetado lector, es de aquellos que durante los últimos 5, 10 o 20 años, todas las noches, después de una larga y agotadora jornada, justo antes de acostarse busca el lugar donde se siente más cómodo en su hogar, y se toma un vino, un whisky o dos cervezas…. Y nunca ha pasado absolutamente nada, pero repentinamente una mañana se levanta como de costumbre y su esposa le hace un desprevenido comentario el cual usted considera estúpido, fuera de lugar y le ofende y le desata una ira incontrolable…. Entonces usted acaba de clasificar en primer lugar para alcohólico. No lo dude, ya tiene un problema y no necesariamente es con su esposa, es con usted mismo.

Existen muchos otros indicios que le permiten concluir que ya tiene un serio problema con el alcohol, como el que le moleste que otras personas le digan que no es normal su manera de beber, o que ha tratado de beber sin lograrlo así sea por uno o dos fines de semana, o que ha bebido alguna vez por la mañana durante el ultimo año, o que ha faltado al trabajo, o que ha tenido lagunas mentales.

La recompensa que se obtiene por seguir obstinadamente bebiendo, es el rechazo y la desconfianza de los demás hacia el enfermo; entonces empieza a cerrarse el circulo vicioso donde al sentirse humillado, se pierde la confianza en si mismo, se acaba con la familia, con el trabajo, con su salud física y la mental de las personas que lo rodean (Padres, esposa e hijos) e inclusive con los dos carros que tenía en su garaje y por supuesto con su casa.

Pero cuando se cierran todas las puertas, solo queda una única opción de recuperación y es acoger la mano tendida de Alcohólicos Anónimos. Solo le exigen un requisito y es que usted ACEPTE que tiene un problema, y que tiene que vencerlo, pero hágalo por usted y por nadie mas.

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