Déjenme primero recordarles
que el primer artículo, relacionado con éste tema, fue escrito por allá en los
primeros días del mes de septiembre de 2009; casi cuatro años después, y a
pesar de las iniciativas de los gobiernos por intentar solucionar el caos reinante,
sin ser pesimista muy poco se ha avanzado.
La razón, las medidas se
implementan pero no se les hace en seguimiento y control necesarios para que los
procesos no caigan en la desidia y finalmente terminen viciándose.
Asumiendo una actitud
facilista, y no es mi modo, me llevaría a cuestionar el actuar de los
funcionarios sobre los cuales recae la competencia de atender (desde lo correctivo) y/o proponer (desde lo
preventivo) soluciones alternativas para cambiar la triste imagen de una ciudad
que funciona todavía como pueblo; a lo que algunos se atreven afirmar que
estamos peor que hace 20 años.
Cómodo también sería señalar
la ignorancia o la falta de cultura ciudadana de muchos de los usuarios,
propios y extraños que recorren diariamente, en vehículos y/o a pie la ciudad.
Hay entonces que intentar ir
más al fondo del asunto, sin perder de vista que los argumentos anteriores tienen
su razón de ser (son válidos y tienen mucho peso a la hora de encontrar
responsables, cuando finalmente somos todos) y hacen parte de los síntomas del
síndrome de movilidad que aqueja nuestra ciudad.
Empezando con esta última,
la no-cultura ciudadana; a manera de testimonio; no hace mucho alcancé en el
cruce de la cra. 4 con cl. 10 un vehículo particular placa de otra ciudad realizando
el pare, sobre la cebra, demarcación que indica área destinada para uso libre
temporal de paso peatonal sobre una calzada agilizando con seguridad el
transito; al tiempo, observé un peatón visiblemente disgustado pero muy
educado, cuando le señalaba la infracción que cometía el conductor, invitándole
a corregirla, situación que no le importó (además ya no había espacio hacia
atrás), finalmente conductor y peatón siguieron
su camino; atrás sonaron pitos y alertas por cambio del semáforo, igual
continué mi recorrido.
Situaciones muy cotidianas, de
las que casi nadie se percata; lo que nos lleva a una ingrata conclusión. No
atendemos las medidas ya sea por falta de controles, señalización,
desconocimiento de la misma, carencia de sentido común o desprecio por nuestra Villa
de Robledo y por las normas que regulan el acontecer diario en la Ciudad de
Cartago en el Norte del Valle.
Aclarando que lejos estoy de
ser un experto en movilidad, solo guiado por el sentido común y la observación empírica
de los hechos, me atrevo a riesgo de equivocarme, plantear algunas posibles
soluciones, al terma que me ocupa hoy y como sé que usted respetado y atento
lector es muy prevenido, le recomiendo que haga el siguiente ejercicio: Ubíquese
en un punto estratégico en la ciudad: tome nota (elabore una sencilla tabla)
sobre cuantas motos, carros particulares, oficiales, microbuses, buses, taxis,
bicicletas, triciclos, carretas y carretillas entre otros, transitan frente a
usted; utilice como unidad de medida vehículos por minuto, por hora, incluyendo
luego las pico o durante toda la jornada y dependiendo del día en la semana o
mes.
Estoy seguro llegará a muchas conclusiones, que le
servirán para entender parte del problema de transito en la ciudad, o pida colaboración
al Departamento de Planeación, Desarrollo y Medio Ambiente.
Conclusiones fruto de la observación
empírica: Sobre-oferta de taxis, incremento geométrico en el numero de motos (requiere del diseño de una política
especial por su impacto en la movilidad), alta frecuencia en el servicio de
microbuses en el centro, inadecuado uso del espacio público, vías ineficientes,
malla vial deteriorada, débil señalización, baja utilización de parqueaderos,
caos en zonas azules y obsoleta Semaforización.
Posibles soluciones a la
problemática: Aplicar pico y placa al sistema de transporte en taxi; de ésta
manera solucionaríamos varios problemas, mejoraría la rentabilidad de ese
negocio, ya que menos taxis, más carreras, lo anterior bajo el supuesto que la
carrera mínima se pacte en $2.000 pesos, enfrentado la competencia, originado
por el bajo costo, de la naciente oferta del mototaxismo.
Crear corredores viales para
el transporte colectivo de microbuses; no es otra cosa (ante la imposibilidad
de convertirla en doble vía) cambiar el sentido del desplazamiento por la Cra.
3 entre la Calle 10 y la 20 y la Cra. 7 (séptima) casi que en el mismo tramo.
Es decir, todos los
vehículos que ingresan desde la variante por la Cra. 4 tendrían por lo menos dos
opciones, para nuestro ejemplo, girarían hacia la derecha en la Cl. 2, o en la
calle séptima siempre buscando la Cra. 3 hasta la Cl.14; siendo obligatorio este
desplazamiento para buses, busetas y microbuses, evitando de esta forma su ingreso
al centro de la ciudad.
Otro ejemplo, podría ser, la
ruta (hacia el centro) desde la comuna 7 en este sistema de transporte
colectivo, se desplazaría ingresando por la Cl. 21 buscando el desplazamiento
por la Cra. 7 (recordemos ese tramo que se convierte en avenida séptima) parte
de ese tramo también cambiaria el sentido, para cerrar e iniciar la ruta en la
Cl. 7 con Cra. 3. Y así sucesivamente desde y hacia las diferentes rutas que llegan
al centro de la ciudad.
Dicho en otras palabras es
blindar, desde la Cl.8 hasta la Cl. 13 entre Cras. 4 y 6 del trasporte
colectivo (buses, busetas y microbuses); terminando el trayecto el usuario quedaría
cerca del centro.
También está claro, que se
hace urgente dar vía (actualmente, desde lo vial, son ineficientes) cancelando la
peatonal de la Cl.13 (esquina de la célebre Cafetería-Salón La Estrella) y la Cl.
14. (Esquina de la Catedral).
No cabe la menor duda, deben
de reformular el manejo del espacio público en lo concerniente con las zonas
azules, volvió el caos en la tenencia de las mismas, vehículos ocupando espacio
de motos y viceversa; no todos son adultos mayores o con limitación física los
que la usufructúan, sin mencionar el sub-arriendo de las mismas. Que negocio.
Influye en la movilidad el
mal estado de la malla vial, en el centro de la ciudad; es urgente, al menos,
el reparcheo prometido en ese sector.
Fomentar la cultura del uso
de los parqueaderos en el centro, y solo se logra, controlando las tarifas que
allí cobran; es un abuso que existan sitios donde cobran $1.500 pesos por media
hora/moto.
De hecho el centro de
Cartago se convirtió en un enorme parqueadero callejero.
Al igual que la
modernización de los semáforos (tienen más 25 años de obsolescencia) es volver
a señalizar el centro de la ciudad, sobretodo en el tema de las cebras, o
franjas laterales que indican paso peatonal en una vía pública o calzada. Y apostar
allí a guardas bachilleres que reflejen autoridad, orden y control a propios y
extraños; y ¿porque no? retomar la figura de la otrora policía de transito, en
especial en el centro de la ciudad. Amanecerá y veremos.