sábado, 3 de septiembre de 2016

EL PLEBISCITO – REFORMA RURAL INTEGRAL

Así como fueron muchos los intentos, fracasados, por negociar la paz; en especial los adelantados por el abogado Andrés Pastrana Arango; le sigue, cronológicamente, la del expresidente Álvaro Uribe Vélez; tambien los intentos por adelantar una verdadera reforma agraria en la República de Colombia durante el siglo XX.

Reformas, fallidas, que en el papel pretendían como visión la de alcanzar una sociedad rural compuesta por pequeños, medianos y grandes productores; que conforme a unas claras reglas de juego se permitiera que esa nueva dinámica productiva (producción y distribución) se diera en equivalentes condiciones de reciprocidad donde campesinos pobres y ricos se beneficiaran del desarrollo de la agroindustria.

Ya en el siglo XXI y en contravía de lo siempre soñado por el campesino pobre; el gobierno de ese entonces diseño un programa  que irónicamente fue denominado  Agro Ingreso Seguro (A.I.S) que buscaba subsidios para los agricultores colombianos (se esperaba a los más pobres) y en la practica sucedió todo lo contrario, los recursos llegaron a los propietarios de grandes extensiones de tierra; hecho que derivó en uno de los mayores escándalos, durante el segundo gobierno de Uribe.

Recordemos que esos millonarios recursos fueron entregados a prestantes familias del Magdalena y Valle del Cauca; considerados, esos departamentos, como poderosos fortines electorales. ¿Buscaba Uribe un tercer periodo presidencial llevándole la mano al economista Andrés Felipe Arias Leiva?

Regresando al tema que nos ocupa hoy, esas reformas agrarias y de la tenencia de la tierra comenzaron con la ley 200 de 1936 “Sobre el régimen de tierras” durante el gobierno del Liberal Alfonso López Pumarejo denominado como la revolución en marcha.

La ley contemplaba los siguientes aspectos: creación de la extinción de dominio a favor del estado, mejorar la productividad de la tierra, jueces de tierra y poder al estado para intervenir la propiedad privada.

Recordemos que, en esa época, existían graves disputas políticas entre liberales y conservadores; los primeros abogaban por el intervencionismo de estado y los segundos por el proteccionismo; lo que en esencia era un conflicto entre ricos y poderosos.

Con el absoluto fracaso de esa reforma, la siguiente reforma agraria se dio con la ley 135 de 1961 “Sobre reforma agraria Social” durante el gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo cuyo esfuerzo se centro en buscar la equidad en la propiedad de las tierras.

Tampoco olvidemos que el conservador (Frente Nacional) Guillermo León Valencia (1962-1966), tal parece también extravió el camino de las reformas y la paloma de la paz. En especial, hoy, esa otra paloma: la radical, dogmática y totalmente adoctrinada; por fortuna la dirigencia actual de esa colectividad tiene bien claro los temas fundamentales de la nación.

Debemos también mencionar que el gobierno liberal de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) en su periodo le dió gran impulso a la esa segunda y centrada reforma agraria, la de su primo hermano, al punto que se le considera, a este último, el gran artífice.

Con esa reforma social agraria se creo el Incora (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria), consejo social agrario, procuradores agrarios y se intentó dar mucho más control a los límites de posesión de tierras y los baldíos nacionales. Reforma que tal parece fue enterrada por Misael Pastrana Borrero durante su período presidencial (1970-1974).

Más razones para que German Vargas Lleras, apoye este acuerdo, ya que sus ancestros pensaron en lo mismo y le dieron aplicabilidad. Nos los defraude, abandone las aguas tibias; recuerde que este es un buen discurso de los próximos presidenciables que verdaderamente desean esta anhelada PAZ. Ojo con eso. 

Lo anterior refresca  la memoria sobre aquella frase que nos recuerda que… El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla…Vuelven las ironías; 46 años después,  algunos pocos, se siguen oponiendo a una verdadera Reforma Rural Integral (RRI).

¿Qué es, entonces, en esencia esa RRI? Ochenta (80) años después de ese primer intento de reforma agraria, el presente acuerdo por firmarse el próximo 26 de septiembre, es el resultado del conocimiento y la experiencia adquiridos en el pasado, y de nuevo se sientan las bases para la transformación del campo.

¿Quienes conocen de cerca, no a través de los medios de comunicación y redes sociales, la pobreza y la miseria que cientos de miles de compatriotas padecen, a diario, en especial los humildes campesinos de la patria?

Esta RRI busca cerrar la brecha entre el campo y la ciudad mediante la reactivación del campo fomentando la agricultura campesina, familiar y comunitaria. Tomado de la guía (cartilla) www.altocomisionadoparalapaz.gov.co.

Es decir que las actuales y nuevas generaciones entiendan que parte de la solución es volver al campo, recuperar la propiedad de la tierra o legalizarla; para retornarla de nuevo productiva.

El acceso a la tierra se hará a través del Fondo de Tierras y su uso dependerá de la vocación productiva del sector y de la población que allí se asiente o regrese a su lugar de origen.

En concordancia con  las políticas a nivel mundial sobre el cambio climático, se tendrá especial atención a la protección de áreas de interés ambiental, consignada en la ley 99 de 1993, las relacionadas y las que las modifiquen.

Como en el pasado, pero interpretando las necesidades del siglo XXI, se crea la jurisdicción para resolver los conflictos entorno a la tenencia de la tierra.

¿Sabia usted que durante la última década se destinaron 230 billones de pesos para la guerra en Colombia?

Si el país logra ahorrarse dentro de los próximos 10 años esos recursos financieros; parte de ellos podrá destinarlos para la construcción de vías terciarias, distritos de riego y drenaje, electrificación y conectividad a internet.

Igual e insistiendo en cerrar la brecha, otra aparte de esos recursos se destinara para la construcción de centros educativos y de salud; mejorando la cobertura en vacunación, controles prenatales, disminución el analfabetismo, la mortalidad materno infantil y de enfermedades infecto contagiosas entre otros padecimientos del ciudadano pobre del campo.

El eterno padecimiento del campesino es lograr vender sus productos, a un buen precio, en los mercados o galerías tradicionales; donde el mayorista siempre abusa de el.  

La RRI, plantea dentro de los estímulos a la productividad, el fomento a la economía familiar – buscando la autosostenibilidad y garantizando la seguridad alimentaria del campo; lo que se logra mediante el fomento de esas economías solidarias.

Lo que lleva a eliminar los canales de distribución mediante la comercialización directa de sus productos con los centros de acopio establecidos  para tal efecto y disminuyendo el precio al consumidor final en la ciudad.

Se fortalecerán los programas de asistencia técnica agropecuaria a través de las Umatas o los Consejos Municipales de Desarrollo Rural o como se defina denominarlos en el futuro; ya que requieren de una reingeniería para su adecuado funcionamiento.

Fundamental, para los trabajadores del campo,  son las garantías de seguridad social, acceso a créditos blandos en el mediano y largo plazo.


Finalmente la reforma es ambiciosa, no podría ser de otra manera, porque el interés fundamental es que el campesino se quede en el campo, recupere su entorno sicosocial y productivo, que sienta suyo su territorio, ya que la clave está en que todo esté en su lugar y ese lugar sirva para alcanzar el crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social y medioambiental. Amanecerá y veremos. 

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