Durante los últimos diez (10)
años, la opinión pública se ha venido enfrentando por temas transcendentales
que le apuntan, hacia el largo plazo, a construir un nuevo y maravilloso país.
Una de las grandes
discusiones se ha dado alrededor de temas que por siglos se han convertido en tabú no desde lo político; pero con clara influencia desde lo laico y lo religioso – y se incluyen todas - como el matrimonio y la adopción gay; iniciativas,
por supuesto, en manos de la comunidad LGTBI, que han generado polémica de toda índole; lo que sí está claro es que esta última, ya aprobada
por la Corte Constitucional (CC), tal parece hubiera destapado la caja de
pandora de una parte de la sociedad taimada e hipócrita.
Confirma lo anterior la reacción
de muchos padres de familia al punto que uno de ellos divulgó en las redes
sociales la anacrónica frase: “Prefiero un hijo muerto, que marica”, estas y
muchas otras manifestaciones condujeron a que el gobierno nacional se pronunciara al respeto - y como si estuviera en campaña - con otra frase de cajón: “Ni el ministerio de educación ni en
gobierno han promovido ni va a promover la llamada ideología de género”.
Lo anterior significa que más
allá de asumir alguna de esas posiciones irreconciliables, de hecho el pueblo
ya se pronunció, es menester del gobierno enfrentar desde lo jurídico un debate
que desde lo ético y moral tiene en
ascuas a miles de familias colombianas que independiente de la educación recibida
no ven más allá de sus propias narices.
Por eso, y muchas otras
evidencias más, entendemos que Colombia es
tal vez el único país en el mundo que le obliga invocar un plebiscito para que el ciudadano
del común decida si desea que sus hijos sigan siendo sacrificados, o no, en una guerra
estéril y de nunca acabar; que solo beneficia económicamente a unos pocos.
Hoy como novedad no solo las
familias, procurador y el gobierno se opusieron; sino todas las iglesias
cerraron filas en contra de, según ellos, tan irracional propuesta; poco faltó
para que el, hasta hace poco, clandestino mundo de los pederastas y pedófilos se
pronunciaran. ¿Hipocresía o doble moral?
Si bien es cierto muy pocos
conocen el contenido de dichas cartillas, que tal parece fueron elaboradas por
la ONU, creemos que la opinión pública debe de conocer más al respecto sobre
esa propuesta; ya que el problema no es que, como dicen algunos, esa ideología llevaría
a que un niño heterosexual se convierta en gay con solo leerlo o estudiarlos. ¿Dónde
estaría el papel del docente y/o el padre de familia?
Observemos el asunto desde otro ángulo, formulándonos la siguiente pregunta ¿cuántos niños, niñas, infantes,
púberes, adolescentes y jóvenes a diario se prostituyen, por poco dinero o exigiendo lujos? ¿Cuántos de esos
terminan como gay o lesbianas?
Frente a este transcendental
tema, muchos estudios y literatura
existen ¿Qué es lo que finalmente piensa el Ministerio de Educación, Salud, el ICBF y las Casas de Justicia? ¿Cuáles son sus
razones, científicas, en pro y en contra? ¿Quedarán manifiestos los riesgos para
esa enorme población tan vulnerable? ¿O no hay riesgos? ¿Triunfo o derrota de los
supuestos machos alfa que abandonan sus hijos dejándolos expuestos a la
posibilidad de vivir otro “modelo” de familia? O a lo mejor el riesgo es la
comprobada ausencia de educación sexual en el hogar y en las aulas escolares.
En todos los casos esa polémica
aún por entender y digerir y con todos sus pro y contra, es una oportunidad
para observar esa primera ventana que se abre frente a los enormes retos de una
sociedad que camina hacia el modernismo.
.
Temas estos de actualidad,
que no pueden ser ignorados, y simplemente son la expresión de una realidad en
una sociedad que exige una nueva nación moderna, incluyente y pluralista. Aclarando
que ésta, por llegar, nueva cultura de género, nada tiene que ver con la enorme
brecha entre ricos y pobres, ya sean católicos o protestantes o de cualquier doctrina.
Nada.
En todos los casos estamos demostrando
una vez más que somos una sociedad enferma en extremo hipócrita y egoísta; entendiendo
la hipocresía como “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los
que verdaderamente se tiene o se experimentan” Tomado del Diccionario Esencial
de la Lengua Española.
Adicionalmente los más ñoños,
puritanos y/o mojigatos en la mayoría de los casos solo expresan padecer de sicosis
colectiva, la sufren y la sobrellevan con casta dignidad. ¿Regresamos al oscurantismo?
Lo anterior significa que
frente a temas de actualidad, como el que hoy nos ocupa, la mayoría prefiere guardar silencio cómplice, y no
porque sean homofóbicos, machos alfa, pederastas, pedófilos o maricas; simplemente
han concluido que en términos generales gana más no opinando… ¿Por razones
conciencia?
El último novelón alrededor
de “las cartillas” lo que denota es
una opinión pública ignorante y desinformada; fácilmente manipulable donde el escándalo es el único medio de expresión; que demuestra una sociedad polarizada, donde parte
de la solución es empezar a cambiar el actual modelo de educación.
El propósito, debería ser empezar a cambiar esta sociedad en extremo
machista porque todo aquel que sea considerado, en algunas ocasiones sin
merecerlo, como un digno representante “macho alfa” inmediatamente es elevado a
los altares del ejemplo para ser imitado. ¿Por qué no trabajar más en las
nuevas masculinidades?
Las cifras lo demuestran… Miles,
tal vez millones, de niñas y niños son abandonados, el incremento de la violencia
intrafamiliar física o psicológica, hogares disfuncionales, aumento del número
de divorcios o terminación de uniones de hecho; lo anterior conlleva que aumente
la amenaza sobre la niñez, infancia, pubertad, adolescencia y juventudes para
que caigan en la delincuencia, el alcoholismo, la drogadicción y la prostitución
y lo anterior va más allá de si el crio es macho, hembra, marica o lesbiana. El
problema es otro.
Volviendo al asunto que hoy
nos ocupa, mañana será otro día; y pese a que han ganado grandes espacios de
expresión y organización, o tal vez por ello; volvieron más ácidas y toxicas las polémicas discusiones de los siglos pasados; ya no a puerta cerrada y casi
que en secreto donde eran estigmatizados, rechazados y hasta eliminados por el
hecho de estar en la otra orilla en materia de gustos y preferencias por el
mismo sexo. “Hombres con hombres y mujeres con mujeres”.
La polémica de actualidad se
circunscribe, a negar, por el impacto de esa iniciativa – educación de género -
sobre una sociedad que gira y girará alrededor de la familia, como núcleo central
de la sociedad; donde, de alguna manera, nos hacemos inmortales compartiendo los
genes con nuestros hijos. ¿Cuántos padres de familia enfrentan el hecho que su
hijo o hija tenga una conducta sexual “diferente” a lo esperado por una
sociedad tradicional?
¿Qué sucederá? Cuando a esos
hijos se les reconozca esos derechos de
genero…¿Serán, por fin, realmente felices por la no discriminación? ¿No será
que lo que falta es tolerancia hacia la diversidad género?
Continuará entonces el gran
debate, de nunca terminar, sobre la educación alrededor de la ideología de género
que por supuesto va en contravía de las normas o costumbres sociales, temas de
igual o mayor importancia para afrontar a futuro y siempre pensando en una
sociedad que evoluciona a pasos agigantados. Amanecerá y veremos.
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