Al final no es tanta la polémica
sobre la construcción y mejoramiento, o no, de la Avenida de Santa Ana; y de cara a la
posibilidad de perderse-como muchos otros recursos-alrededor de $14.500
millones en ese tramo de 4 kilómetros contemplado en el proyecto; donde no cabe
duda de la importancia en dicha obra para la modernización y descongestión vial
en la ciudad de Cartago en el Norte del Valle.
La iniciativa se canalizó desde
lo gubernamental y sirvió como promesa de campaña del Gobernador del Valle del Cauca,
el político Ubeimar Delgado B. que buscaba el favor para sus protegidos: los
hoy Congresistas Javier Mauricio Delgado M. (Elegido Senador con 1.662 votos) y
Álvaro López G. (Votado Representante a la Cámara con 2.736 sufragios) en la
ciudad.
Conclusión: aparentemente cumplió
la oferta el gobernador, de la misma manera los cartagüeños que los votaron;
esperemos que desde Cali no voten al cesto del olvido el citado proyecto por
ausencia de trámites legales o por recónditos intereses regionales-diferentes
al norte del valle- en manos de la dirigencia conservadora.
Frente a esta célebre
polémica pueden ocurrir dos sucesos: en primer lugar la tala selectiva de 148
arboles necesaria para la construcción de la avenida; o el archivo del
proyecto.
En este último caso el
gobernador exigirá el reembolso del recurso financiero de las regalías que por
supuesto será ejecutado en el centro o sur del departamento. En todos los casos
la(s) obra(s) se ejecutará(n). No hay duda al respecto.
Para abordar el tema que hoy
nos ocupa, me hago acompañar de una reflexión válida para a los que los arboles
no les deja ver el bosque.
Y se puede explicar como lo
que se piensa o dice, cuando alguien no puede ver una situación en su conjunto,
porque está obstinadamente prestando atención solo a los detalles.
Detalles que para nuestro
caso son los 148 arboles de diferentes especies forestales ubicados sobre el
corredor vial de la carrera segunda desde la calle 21 hasta la cercanía del CAI
de Santa Ana; más comúnmente denominada la Avenida de Santa Ana y abandonados a
su suerte desde el momento en que fueron plantados, salvo cuando hay que hacer
obligadas podas porque sus ramas estorban en la vía.
Hoy cobra importancia el
tema, por aquello del debate que se adelanta-entre los hasta ahora dedicados y escrupulosos
ambientalistas, frente a los pragmáticos reformistas-los primeros con el argumento de si,
con la prevista tala, se va ha perpetrar un apocalíptico arboricidio.
O si la obra, bien ejecutada,
permitirá descongestionar esa ruta principal y de paso insertarnos y establecer
la conexión vial con los departamentos del Choco, Risaralda y Quindío.
En este orden de ideas los
que observamos el bosque, desde la perspectiva de la planeación geoestratégica
local, entendemos que tiene influencia-la avenida- y también hacen parte de esa
visión el Aeropuerto Internacional de Santa Ana, el Parque Logístico, el
Terminal de Transporte Terrestre de Pasajeros, el cambio de sentido vial de la carrera
tercera, la Avenida del Rio y la Avenida Flor de Damas entre otras; dejando
como capitulo aparte la modernización de la malla vial del casco urbano del
municipio; recursos que deben salir del efectivo recaudo de la sobretasa a la
gasolina.
Por aquello del importante
papel que deben desempeñar los gestores sociales a través de las diferentes veedurías
ciudadanas debemos de tener en la cuenta y entender la posición de los quejosos
ambientalistas que poco les falta por proponer un plan padrino para el manejo,
mantenimiento y tratamiento de cada una
de las 146 especies forestales-dos están en pésimo estado- el resto en
peligro de desaparecer como consecuencia de la puesta en marcha del
multimencionado proyecto.
¿Cuánto cuesta anualmente esa
hipotética propuesta de mantenimiento y tratamiento de los arboles? Primará la
relación costo ambiental versus el enorme benéfico vial en la subregión.
Dicho en otras palabras, es
preciso asumir el costo ambiental de talarlos versus el beneficio vial de crear
una avenida que hace posible articular un plan maestro vial local con uno
subregional y permitiendo mayor conectividad a nivel nacional.
Desde mi punto de vista-que seguro
es bien diferente del rígido ambientalista y sin dejar de serlo-debo reconocer que
cuando me desplazo por ese sector casi siempre ignoro la presencia de ébanos, vinillos,
samanes, acacias y almendros entre otras especies forestales que sobreviven en
ese ecosistema; de hecho me cuesta diferenciar un samán de un acacio, lo
anterior es todo un reto, aprender, para alguien que francamente se empeña en la protección del medio ambiente.
Menos entiendo que tipo de densidad
de follaje poseen-la sombra que dan-; de su estado físico-es decir el tipo de
daño que presentan- como por ejemplo: Inclinado, raíces descubiertas, daños
mecánicos, heridas en la base del tronco que si lo comprometan en más del 30% quedan
expuestos a las inclemencias del clima y a la acción depredadora del hombre que
lentamente los debilitarán, permitiendo una larga agonía.
Desconocer su estado fitosanitario
no es otra cosa que no verificar ni importarle al transeúnte la presencia de plagas, enfermedades o
pudrición localizada en la base del árbol, sin control, que cuando se presenta
en más del 50% del tronco se considera un individuo muerto. ¿A que organismo
ambiental local o movimiento ciudadano le ha interesado esto, durante los
últimos 20 años?
Ahora entiendo que lo
anterior-la verdadera amenaza de esas especies-está muy ligado a la edad y a
las podas severas, que finamente afectan su desarrollo y duración; también quedan
expuestos al ser derribados por causas naturales, aumentando la posibilidad de
causar, al caer, daños materiales o en vidas humanas. La realidad es que ni
siquiera se prenden las alarmas-para su protección- cuando hay accidentes y
pérdida de vidas humanas.
En los dos casos-preservación o tala- se debe garantizar la conservación en buen estado, de las obras de
intervención, en por lo menos 20 años o más. Ojo con esto.
Basados en un estudio
fitosanitario, contratado por el Municipio de Cartago, que determinó el estado
de los 148 arboles de diferentes especies forestales ha continuación compartimos
parte de las conclusiones.
Concluye el documento que “el
98% de los arboles verificados presentan algún tipo de daño, lesión o disturbio
en su fisiología y morfología que afecta en menor o mayor grado su tasa
funcional y desarrollo vegetativo.” ¿Durarán 20 años más, como hasta ahora, sin
ningún tipo de intervención oficial?
No satisfechos con lo
anterior nos dimos a la tarea de clasificar y analizar parte de la anterior
información y nos encontramos con el siguiente resultado en los arboles de
diferentes especies forestales: enfermos 106, buen estado fitosanitario 35,
sanos 5 y en mal estado 2; lo anterior significa que el 73% de las especies no
poseen expectativa de vida en el mediano plazo superior a10 años. ¿Existe un
estudio serio para recuperarlos? O es solo calentura de la oposición reflexiva que
enfrenta todas las actuaciones desde lo institucional.
El problema tampoco radica
en cual será su destino, como cadáver de árbol, y si la madera terminará como asiento,
sillón, butaca o mesas en fincas y casas campestres, o como leña seca para dorar
arepas, o descomponiéndose lentamente en el sitio donde nació y fue derribado o
en las manos de un aprendiz o experimentado grabador o tallador de madera. Eso
finalmente no tiene importancia.
Si observamos detenidamente
los simples argumentos de los líderes quejosos y sus seguidores, nos
encontramos con una declaración común y es el repetido argumento que presumiblemente,
y como siempre, se van a robar parte de la plata.
Esa hipótesis entonces nos
sugeriría que las obras quedarán inconclusas o requerirán de un pronto mantenimiento
porque la calidad y las especificaciones técnicas de la capa asfáltica, bermas
y separadores entre otros están por debajo, en sus especificaciones, de los mínimos estándares
requeridos para este tipo de obra.
¿Porque entonces no proponer
la creación de una veeduría ciudadana para hacerle un seguimiento serio y
responsable a la ejecución de la obra? O como siempre…mucho Tilín Tilín y nada
de paletas.
Para terminar… y dándole la
razón a los quejosos… Un par de preguntas dirigidas a los políticos y recién elegidos
de turno. ¿Están preparados para cambiar
paradigmas? O ¿Pesará más la ambición, el clientelismo y la burocracia? Amanecerá
y veremos.
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