Así como la división es una
operación matemática que en si misma involucra sumas, restas y multiplicaciones
y cuando hace parte de una sencilla ecuación - soportada con datos reales - permite
interpretar realidades económicas que de alguna manera reflejan, para bien o
para mal, el diario acontecer institucional local.
Igual acontece con las
decisiones al interior de grupos de opinión que espontáneamente proponen con
diversas iniciativas, cambios sustanciales, tendientes a mejorar la calidad de
vida, en la ciudad de Cartago en el Norte del Valle.
Aunque esa realidad
financiera solo será conocida una vez se obtenga el cierre fiscal de la
presente vigencia, en todos los casos siempre
arrojará superávit y/o déficit y dependiendo del tipo de recurso
financiero utilizado. Los déficit para nuestro caso se presume viene, maquillado o no, acumulado
de años anteriores.
En el mismo orden de ideas podemos esperar que con el valor agregado que aporte cada una de las
principales fuerzas - ya convocadas - económicas, sociales y políticas, durante la próxima
administración 2016-2019 podemos avanzar en la construcción de la verdadera visión Cartago 2032.
Entonces ¿Cómo dar ese
primer paso? que va más allá de hacer un diagnostico real de la ciudad – lo que
tal parece se está intentando – y que no es otra cosa que echar mano del
conocimiento y la experiencia, de todos los involucrados, para definir - no lo
urgente sino lo importante – sobre el tipo de inversión que se requiere durante
el próximo cuatrienio.
Sin perder de vista que
falta menos de un año - por aquello de la ley de garantías- entonces es necesario
seguir acompañando a la actual administración, en especial para demandar las
acciones necesarias para empezar a realizar los ajustes y las intervenciones -
tala discriminada de especies forestales - que hagan posible la construcción de
la Avenida de Santa Ana.
Recursos ya aprobados y
fondeados, vía regalías, por un valor cercano a los $15.000 millones y a riesgo
de perderse esa inversión en malla vial.
De igual manera se exige el decisivo
concurso de la Gobernación del valle del Cauca que dicho sea de paso solo dispone,
el politico Ubeimar Delgado, de las facultades - hasta el 31 de diciembre del presente
año - para dar cumplimiento a la ordenanza No. 381 de 2013 y al decreto 0265 de
2014; que determinará, en su aplicabilidad, la suerte del régimen subsidiado en la salud para
un poco más de 350.000 habitantes en el Norte del Valle.
Que en pocas letras busca a
través de la reorganización de una nueva red de prestación de servicios en
salud de mediana y alta complejidad favorecer al ciudadano del común más
necesitado.
Y cuya misión es atender de
manera eficiente y eficaz los diferentes requerimientos, aprovechando su
privilegiada ubicación geoestratégica, y demandas de servicio de atención y
urgencias en salud.
De los municipios de la zona
norte como lo son: Cartago, Alcalá, Ansermanuevo, Argelia, El Águila, El Cairo,
Obando, Ulloa, Zarzal, La Victoria, La Unión, Toro y Versalles, que en una alta
proporción pertenecen al régimen subsidiado en los estratos 0, 1, 2 y 3.
El reto es enorme para el
próximo gobernante que lejos de convertir su discurso en un riguroso ejercicio
literario, y en razón al conocimiento que tiene de la ciudad tiene muy claro -
dado el regular resultado del “esfuerzo” fiscal actual - que no es posible
comprometerse con la “recuperación financiera” del municipio, ya que estaría
mintiendo y engañando a la opinión pública de la ciudad.
Solo con las cifras que se dispone,
y caen a la vista, en el análisis 2012 versus 2013 se recaudaron aproximadamente
$670 millones de pesos menos.
Existe una hipótesis donde sugiere
que a partir del recaudo acumulado del
2010 y al corte de 2013 se han dejado de recaudar entre $10.000 y $15.000 millones. Entonces ¿Qué ha estado
sucediendo?
Hoy no entraremos en
detalles del porqué de ese comportamiento, pero mucho tiene que ver la
credibilidad en la institución derivada de la errónea gestión en manos de las
diferentes administraciones municipales.
Y a falta de una bien
ejecutada y monitoreada política fiscal municipal que apunte a recuperar las
finanzas del municipio, no existe, y solo son improvisaciones para intentar
mejorar el recaudo durante último trimestre.
En otras palabras los comerciantes,
empresarios, los gremios, la academia y en general la sociedad civil, exigen
desde hace años la realización de obras de importancia estratégica para la
ciudad, inversiones que no se han dado. Entonces ¿En qué se ha invertido la
plata?
Aumentando la duda
razonable, en qué se están utilizando los recursos propios del municipio nos
podríamos preguntar ¿En pago de deuda pública?
El problema radica en la
ausencia de información disponible; donde todo apunta a la puesta en marcha,
desde el comienzo, una verdadera dictadura fiscal.
Lo que obligará a futuro
realizar cambios al poder que el Honorable Concejo Municipal le ha otorgado a
la actual administración Municipal.
Donde todo lo que acontece,
desde lo financiero, es un verdadero misterio.
Lo anterior crea un ambiente
de incertidumbre y desconfianza que se ve reflejada en la disminución del pago
de los impuestos, a pesar de haber reglamentando incentivos y amnistías
tributarias que a la fecha no han funcionado.
En este orden de ideas, el
próximo gobernante, solo tendrá la opción de comprometerse con Estabilizar las
finanzas del municipio.
Es como intentar controlar
un carro, sin frenos, cuesta abajo para llevarlo a un sitio seguro, mientras se
repara, cuando ya se ha cambiado de conductor.
Estabilizar es frenar la
tendencia decreciente de los ingresos, vía recursos propios, que provienen del
recaudo impuestos tributarios y no tributarios, lo que únicamente se logra generando
confianza en el contribuyente e incentivando la inversión privada para el
municipio.
¿Cómo se logra? La fórmula
es sencilla, desarrollando políticas púbicas de austeridad en el gasto publico que sugiere
el ajuste hacia abajo de los gastos de funcionamiento y hacia arriba los de
inversión, decisiones que no son caprichosas y que están reglamentadas en la
ley 617 de 2000 más otras normas que la complementan.
El éxito del próximo
gobernante se centra en atender este requerimiento
fiscal… Aquí me remito a la carta de presentación de la mencionada ley que en
uno de sus apartes dice:
“Tanto desde el punto de
vista del ingreso como del gasto, la ley creó incentivos y privilegia la
generación de un excedente que permite apalancar sanamente la inversión física
y social de las entidades Territoriales.” Ana lucia Villa Arcila. Directora
Dirección General de Apoyo Fiscal. Hoy Departamento Administrativo de la
Función Pública (DAFP).
Sanamente es no acudir al costoso
crédito de la banca para financiar endeudamiento o inversión.
El indicador se fija partiendo
de la categoría en la que se encuentra el municipio-la cuarta (4), debiendo
estar en segunda (2)- y exige que la relación gastos de funcionamiento versos
inversión sea 70:30 sin superar el primer techo.
El indicador que en la
anterior administración milagrosamente se detuvo, en el 101%, en los gastos de
funcionamiento; aunque algunos analistas sugieren-sin confirmar- que ese
guarismo alcanzó el 140%.
Es decir por cada $1.oo peso
recaudado se gastó $1.40 pesos en nominas y gastos generales. Lo que nos lleva
a concluir que la inversión de ese periodo
se convirtió en deuda pública; sin mencionar el valor adicional de los créditos.
Para entender lo anterior
utilicemos un ejemplo: se estima recaudar durante la vigencia fiscal de 2016, unos Ingresos Corrientes de Libre
Destinación-ICLD- por valor de $25.000 millones -cifra por lo demás difícil de
alcanzar y proyectada en un escenario financiero - ya que en el 2013 se
recaudaron un poco más de $19.000
millones. Ya hay para el análisis un desfase de $6.000 millones, pero es solo
un ejemplo que podría estar muy cercano a la realidad.
Si atendemos el indicador
del 70% nos arrojaría la cifra de $17.500 millones que se destinarían para
gastos de funcionamiento -nominas y gastos generales sobre- dimensionados- y los
restantes $7.500 que corresponden al 30% irían para la inversión en infraestructura
(Inversión Bruta de Capital).
El resultado resulta
desalentador, si tenemos en la cuenta que esos $7.500 millones, todos se fondearían,
en ese solo primer año, en atender al primer abono a capital más los intereses
sobre la deuda pública adquirida con el sector financiero, en el 2011, por
valor de $16.000 millones.
Volviendo al escenario real y
esperando el resultado de ese concurso de voluntades, desde lo político,
económico y social, muy interesados en sumar esfuerzos para sacar adelante la
ciudad.
La propuesta se centraría, primero
en comprometerse -el municipio- con ese enorme esfuerzo fiscal invirtiendo la
tendencia a la baja y buscando estabilizar las finanzas.
Ya que en un año es
imposible recaudar más allá, de lo que muestra la media, y que esta en los $600
millones anuales adicionales. ¿Será posible esa gesta?
Más la disposición de darle
aplicabilidad a la ley 1508 de 2012 donde se establece el régimen jurídico de
las asociaciones público privadas.
Derivado de lo anterior y para finalizar; se espera que las decisiones que se tomen en materia de
inversión, en ese nuevo periodo, gran parte de ellas se centrarán en escuchar
las propuestas, de ese concurso de voluntades, donde debe de quedar muy claro
la forma de asociación y las diferentes alternativas de financiación, esta
ultima, cuando solo es la iniciativa del municipio.
En el primer caso su aplicabilidad
-de las APP – radica en que el municipio
aporte los terrenos propios o los que resultaren del cruce de cuentas por pago
de impuestos con particulares más el aporte de socio capitalista; donde una
posibilidad es que se encargue del resto de la inversión.
Cuando la iniciativa es por
parte de la administración, lo primero a determinar es con que recurso propio se
dispone ya sea para cofinanciar vía recurso propio - que varía entre el 5% y el 25% - luego las
diferentes fuentes de financiación vía regalías, SGP entre otras.
Y lo más importante, es si
el proyecto es viable atendiendo los mínimos requerimientos como son, entre
otros, el estudio técnico, financiero, mercado y socioeconómico para así poder
aterrizarlos a la realidad económica y social del municipio; lo contrario es de la
más fina demagogia. Amanecerá y veremos.
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