sábado, 9 de marzo de 2013

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS - DÉCIMO PASO


“Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocamos lo admitíamos inmediatamente”

Solo basta ver fijamente a los ojos del alcohólico para comprender lo que esconde tras su mirada; generalmente ansiosa, orgullosa, glamurosa, observándonos desafiantemente por encima de nuestro hombro; frente a tal actitud inmediatamente comprendemos que ese pobre ser sufre, y cuando enfrenta al final del día su soledad, concluye que siempre está en el lugar equivocado, no se haya, no encaja; se siente inferior a las situaciones y a las personas que le rodean…con su actitud lo único que pretende (inconscientemente) es crear una muralla sicológica para defenderse de sus miedos e inseguridades frente a una sociedad que hipócritamente lo acepta y lo induce a que siga bebiendo.

Ya en el décimo paso y si hemos sido honestos, es decir sin intentar darle gusto a los demás; El antiguo borrachín ha aprendido varias cosas; La primera su impotencia ante el alcohol que no es otra cosa que haber entendido que solo una gota de alcohol puede desencadenar una serie de episodios que lo llevarán de nuevo al infierno de su existencia… conclusión… una solo gota… nunca más y por siempre.

La segunda su fragilidad frente a un episodio inesperado de ira justificada o no, o frente a un arranque de mal genio que lo lleva a estropearse el día entero, para nuevamente volver a sentir odio y rencor, dolores de cabeza, nauseas, insomnio y hasta fiebre; recreando y viviendo, en un par de minutos, un pequeño infierno dantesco donde nuevamente todo lo cree perdido, para terminar en la desolación y  la amargura, con el alto riesgo de volver a la bebida.

Pero no siempre es así, siempre y cuando esté recorriendo el camino correcto; entonces expliquémoslo de la siguiente manera: Si alguien nos engaña o pretende burlase o vengarse de nosotros ¿Será que no tenemos derecho a enfadarnos?

Claro que tenemos derecho a irritarnos, o a encolerizarnos si es preciso, pero por unos segundos, e inmediatamente activar el paso decimo donde mediante un rápido auto examen o inventario inmediato y personal debemos entender que es necesario dominar en fracciones de segundo nuestros instintos llamar a la calma, frenar en seco, ahogarnos con el aliento y calmarnos.

La tercera amenaza del alcohólico, antiguo borrachín, es la constante exposición a trastornos emocionales entre otros como los celos, la envidia y la mentira que no son otra cosa que engañarnos a nosotros mismos sin buscar una solución, ya que el bebedor empedernido ve la vida con angustia, duda y temor.

El programa enseña que es necesario practicar el dominio de nosotros mismos, pues quien no se gobierna será el eterno esclavo de sus defectos de carácter como la soberbia, ira, mentira, lujuria, avaricia, gula, envidia y la pereza.
 
La cuarta amenaza es no confesarnos a nosotros mismos que solo hemos amado a unas cuantas personas, que la mayor parte de la gente nos era indiferente, siempre y cuando no nos molestaran a nosotros; en cuanto al resto no nos importaba lo que ellos pensaran; reconocer lo anterior significa que en verdad las demás personas y más aquellas que están a nuestro alrededor valen mucho y  si es posible recuperarlas debemos hacerlo.

Pero entendiendo que habrá situaciones que no volverán a la normalidad y que la despedida es sin retorno, aceptar eso nos mantendrá tranquilos y en paz.

Antes de continuar recordemos que en el cuarto paso hicimos nuestro primer inventario, no significa que las cosas hayan terminado ahí, todo lo contrario, ese actuar indica, que es solo el comienzo y  qué cada vez tenemos que hacer un mejor y profundo inventario de nosotros mismos en la búsqueda de la libertad esperada.

Lo que hoy debemos señalar es que creando hábitos y costumbres logramos “manejar automáticamente” los inventarios instantáneos, que solo se logran si lo intentamos hacer en medio de una perturbación.

Ese inventario instantáneo nos permite enfrentar situaciones inesperadas que afectan nuestro ánimo, como por ejemplo un ataque de ira, cuando alguien nos reclama, nos hiere, nos contradice o no hace lo que nosotros ordenamos hacer.

Es ahí donde debe de entrar a actuar automáticamente el paso décimo, ese inventario instantáneo que nos lleva rápidamente a la conclusión que no todas las situaciones son como nosotros queremos que sean y que las opiniones de las demás personas valen.

Es ahí donde la experiencia adquirida a través del programa nos sugiere tomar una pausa hacer una  reflexión y entender que no hay espacio para la angustia, la ira o el rencor y entender que no tenemos la verdad revelada y que una opinión contraria a la nuestra a lo mejor es una buena idea que seguramente nos dará otras perspectivas en una determinada situación.

Cuando se logra la sobriedad entendemos que no es necesario tener muchos amigos para sentirnos bien, y que seguramente seguiremos rodeados de seres que sufren y pretenderán seguirnos lastimando para ellos poder sentirse bien aunque sea por un solo instante.

Frente a eso hay que cultivar en buen juicio, la tranquilidad y rápidamente resolver posibles conflictos emocionales que cada día nos hará crecer como personas y fortalecernos como seres humanos entendiendo que cultivar la paz interior es la mejor defensa frente a la principal amenaza….volver a beber.

Este paso nos guiará al ejercitar el dominio de nosotros mismos, por que el que se domina a sí mismo gobernará el mundo. Amanecerá y veremos.

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