sábado, 23 de marzo de 2013

CARTAGO. ¿UNA CIUDAD ESTRATO 3?


La teoría económica nos sugiere que la línea de pobreza está representada en el ingreso mínimo necesario por persona para cubrir el costo de una canasta familiar mínima destinada a la satisfacción de sus necesidades básicas, principalmente en forma alimentaria y no alimentaria (educación, salud, recreación, deporte, cultura, agua potable y vivienda digna entre otros).
A un hogar se le considera pobre si su nivel de ingreso se sitúa por debajo de un nivel mínimo (no estoy refiriéndome al salario mínimo);  e indigente, si éste no le permite satisfacer su necesidad de alimentación diaria. 
Utilizaré un ejemplo clásico. Supuestos: Goza de empleo formal y se le reconocen todas las prestaciones sociales que la ley ordena; el o la  cabeza de familia vive en un sector donde predomina el estrato 2; su unidad familiar está conformada por 3 personas, dos adultos y un adolescente) y no consume alcohol o sustancias psicoactivas.
Si no está vinculado a través de una cooperativa de trabajo asociado; el ingreso mensual  que percibe le incluye: sueldos y salarios $589.500.oo pesos, auxilio transporte $70.500 pesos; más las arandelas como cesantías, intereses a las cesantías, vacaciones, primas entre otros, restándole los descuentos de ley (libranzas, seguridad social y mandamientos judiciales entre otros), nos daría una cifra cercana, promedio mensual, a los $600.000.oo pesos.
Ahora resumamos sus gastos mensuales: Arrendamiento $300.000.oo pesos, Alimentación $350.000.oo, Servicios públicos $85.000.oo, educación  $135.000, vestuario $100.000.oo, Tv Cable $23.000.oo, celulares $150.000.oo, recreación $100.000.oo; Total gastos: $1.243.000.oo

Total Ingresos menos Gastos=$-643.000.oo déficit, el cual suple con créditos y/o prestamos a cuenta gotas; igual nadie lo obliga a que se endeude, siempre es una decisión personal.

En resumen este hogar se encuentra cerca de la línea de pobreza.  Y se la pasa todo el año viviendo al debe, destapando un hueco para tapar otro y por supuesto acorralado por las deudas; algunos audaces se dan el lujo de disponer de tarjetas de crédito “obsequiadas” por las grandes superficies pero igual terminan reportados en las centrales de riesgo.
 
Abordar este tema, no es tarea fácil por cuanto existen muchísimos enfoques, para definir la pobreza, miseria o indigencia. Uno de los más usados son los indicadores socioeconómicos: Tamaño de la población, tasa de crecimiento, densidad de la población, tasa de urbanización, necesidades básicas insatisfechas, índice gini de desigualdad de ingresos, tasa global de participación, tasa de incidencia de cólera, malaria y dengue; consumo de energía de uso residencial por tipo de combustible (leña, carbón, petróleo,. Gasolina, gas. Electricidad, entre otras), demanda poblacional de agua potable (mide la cobertura), y generación de residuos sólidos domiciliarios municipales (se supone que entre más desarrollada la ciudad aumentan los residuos sólidos).

Para facilitar el análisis, me ocuparé en el índice de necesidades básicas insatisfechas, que son el resultado de múltiples estudios  sobre psicología del consumidor, siendo uno de los más célebres, su autor, el sicólogo Abraham Maslow, con su famosa Pirámide de Maslow, conocida por primera vez en 1943.

Maslow clasifica dichas necesidades en cinco niveles: Fisiológicas básicas (alimentación, vestido, sexo y eliminación de desechos), de Seguridad (educación, salud y vivienda), Sociales (deporte, cultura, recreación y participación en grupos sociales o asociativos), de Ego (autovalía, éxito, prestigio  y dominio) y de Autorrealización (aceptación de ellos mismos, de los demás y del mundo que los rodea).

Estas necesidades básicas insatisfechas (NBI) evalúan la proporción de hombres, mujeres y niños y/o hogares que tienen insatisfecha alguna (una o más) de las necesidades para subsistir dignamente en una sociedad a la cual pertenece el grupo familiar ya sea por nacimiento  o por adopción (resultado de inmigraciones urbanas o rurales o desplazamiento forzado).

Son también indicadores: la vivienda familiar, los estudios que evalúan las condiciones de infraestructura; las de dependencia económica y los de asistencia escolar.

Todo orientado a identificar la pobreza o la indigencia, para comprender que la no atención por parte del Estado a éstas variables; que se convierten, con el transcurrir del tiempo, en los principales obstáculos para el crecimiento y desarrollo sostenible de una ciudad.

Ya que bajo condiciones óptimas o normales,  el colectivo exige el bienestar de la población, fundamento para todo proceso de crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social y medioambiental; puestos en duda en la mayoría de los municipios de la subregión del Norte del Valle.

Resaltando el tema de la vivienda, dichos estudios contemplan y clasifican los tipos de moradas o viviendas (pobres) inadecuadas o inquilinatos; donde predominan las carencias habitacionales en cuanto a las condiciones físicas como los tipos de techos utilizados (cartón, plástico, laminas), cielos rasos (generalmente no existen), la vetustez de paredes (adobe, esterilla, bareque) y pisos (en tierra, adoquín o cemento) de las casas donde residen los hogares materia de estudio, y dirigido principalmente a los estratos 0, 1 y 2.

También examina los servicios públicos inadecuados; identifica el no acceso a condiciones sanitarias mínimas, conexión fraudulenta de redes eléctricas e hidráulicas (disponibilidad de energía y agua potable) y sistemas de eliminación de excretas (letrinas) o retretes con descarga de agua   o ausencia de baterías sanitarias, y en general todo lo que hace referencia a servicios públicos domiciliarios.

Igualmente hace hincapié en el hacinamiento crítico o numero de cuartos por vivienda: tres o más personas por cuarto, incluye la sala, comedor y dormitorios, y excluyendo cocina y baños en los casos de inquilinato.
Dichos estudios determinan también la alta dependencia económica; Con más de tres personas dependientes por persona ocupada (madres cabeza de familia, solteras, viudas, separadas, o en interdicción) de remesas (destinadas en muchas ocasiones al consumo de marca y ostentoso, sin destinar para el ahorro y/o la inversión); y finalmente que el padre de familia tenga una escolaridad inferior a tres años (analfabeto); y la no asistencia de los niños en edad escolar a un establecimiento educativo; con al menos un niño, entre los 5 y 11 años.
Finalmente se puede determinar los niveles de Miseria; aquellas personas u hogares que tienen insatisfechas más de dos necesidades definidas como básicas, aquí es importante resaltar el enorme contraste que existe entre la zona urbana y la zona rural del municipio, ésta ultima en medio de la peor crisis y prácticamente olvidada.
Una vez determinados los indicadores relacionados con el nivel de vida de la población, cifras estas que en América Latina son recopiladas desde hace décadas, donde se recomienda la utilización y aplicabilidad de esos datos, para la toma de decisiones (desde lo institucional y político), cifras que oficialmente son obtenidas a través de censos de población y vivienda, y tan necesarios para emprender la lucha contra la pobreza.

Lamentablemente, y salvo en algunos casos,  nunca se hace nada en los municipios de la subregión del Norte del Valle; todo es letra muerta plasmada en programas de gobierno y planes de desarrollo, convirtiendo a sus dirigentes en vendedores de ilusiones; y en ocasiones acompañados de encantadores de serpientes.

Con este panorama, me atrevo a afirmar que en nuestro municipio al igual que en muchos otros municipios del norte del valle, es alto el número de hogares que encajan dentro de estos parámetros, medidos y sobre diagnosticados.

Vuelvo y lo repito, sobre los cuales históricamente poco o nada se ha hecho para remediar la postración en que se encuentran dichos municipios, ya sea por falta de voluntad o incapacidad  política o porque la dimensión económica del problema no permite afrontarlos.

Contrario a los hechos, algunos alcaldes han demostrado que intentar atacar la pobreza así sea con pequeñas iniciativas o a través de las alianza púbico privadas, es la mejor estrategia para avanzar en el desarrollo local y de la subregión, decisiones que en la mayoría de las oportunidades se han venido aplazando, por intereses egoístas, desde hace muchas décadas por las diferentes Administraciones Municipales; que no es otra cosa que la sentida ausencia de liderazgo en la región, repito salvo 3 o 4  excepciones, me abstengo de mencionar los municipios; por razones obvias, adem{as  no hay disponible la información de los 18 municipios del norte del valle.

Atender la pobreza hoy no es simplemente un acto de corazón bondadoso y piadoso e inclusive no es un acto ético y de equidad, es más que eso; si un gobierno no le apunta a la planificación, y le da aplicabilidad a través de sus políticas y programas, para  atender prioritariamente estos problemas (educación, salud, agua potable y vivienda principalmente), ese gobierno puede enfrentar una crisis en la institucionalidad.

Resolver el problema de la pobreza es pues una prioridad y por lo tanto no debe ser únicamente una preocupación del Estado, sino de todos, afortunadamente funcionan Ongs, corporaciones, fundaciones, entidades sin animo de lucro que de una manera silenciosa y perseverante año tras año, entregan soluciones de vivienda o subsidios para mejoramiento de éstas, dirigidas a los estratos 0, 1 y 2; todas ellas han venido aportando su grano de arena en la lucha contra este flagelo social; es entonces necesario realizarles un reconocimiento a entidades como: en el pasado al Instituto Cartagüeño de Vivienda (Incavi), y en la actualidad a La Corporación Diocesana, en menor proporción pero actuando podemos mencionar a Confandi y Comfenalco por su trayectoria en este tema, por su entereza y por su labor en favor de los desprotegidos, entidades que sin protagonismo desempeñan un papel protagónico, llevando numerosos subsidios para vivienda de interés social.

Para terminar, en el contexto socioeconómico, la ciudad de Cartago en el Norte del Valle,  se puede ubicar como estrato 3 en una parte importante de la población; de igual forma predomina una población en estrato 1 y 2, sin que esto signifique que (estos dos últimos)  estén lejos de los limites de la pobreza.

Desde el punto de vista fiscal, nuestra ciudad se encuentra escalafonada, en el Ministerio de Hacienda y Crédito Publico, la Dirección de Apoyo Fiscal Pública y el Departamento Nacional de Planeación; en categoría cuarta (4) y si se ha realizado un adecuado esfuerzo fiscal en este primer trimestre que termina, podríamos sostenernos en dicha categoría; lo contrario correríamos el riesgo  de bajar en el 2014 a la categoría 5; esperemos los informes y las proyecciones. Amanecerá y veremos.

 

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