Me resistí a escribir “
clase política” o “dirigencia política”, porque existen dudas razonables sobre
el papel que vienen desempeñando la mayoría de los 17 servidores públicos
elegidos democráticamente el pasado 30 de octubre de 2011; pretendido exclusivo
grupo de ciudadanos que de manera colectiva conforman el Honorable Concejo Municipal
de la ciudad de Cartago en el Norte del Valle.
Lo anterior significa que si
bien es cierto, a la fecha se destacan por su liderazgo unos cuantos, no más de
cinco, el resto aún sufre del miedo escénico en el recinto, tal
parece que sin pena y sin gloria estén a pocos meses de culminar el primer año
del actual período legislativo; y la
impresión en el imaginario es que aún no saben para donde van, ni cuál es el
papel que deben desempeñar como responsables de ejercer el control político a
la actual Administración Municipal que más con pena y sin gloria va a
terminar esta primera vigencia fiscal 2012.
En el mejor de los casos,
tal actitud y aptitud dentro y fuera del recinto, la deberíamos entender como
un aprendizaje forzoso, en el sentido que la mayoría hace parte de la esperada
renovación de cuadros políticos.
Renovación que a la fecha
deja un tufillo de desilusión; igual debemos reconocer que algunos de ellos son
un accidente político (sin querer… queriendo) que surgió de unos hechos circunstanciales;
otros se lo deben a la suerte; y finalmente unos pocos al entusiasmo, esmero y
perseverancia por el servicio público.
Todos los que intentamos,
cada día, conocer un poco más sobre cómo funciona “la cosa pública” no dejamos
de sorprendernos por la mediocridad, el letargo, la pusilanimidad de una ciudad
y por ende de una sociedad integrada por el desempleado, el empleado, el
comerciante, los medios, los gremios, las instituciones y en general la clase
dirigente (lideres empresariales, comunitarios y políticos); que observan como sus elegidos no exigen más que puestos y prebendas políticas
de momento; apartándose de iniciativas que propongan crecimiento y desarrollo
sostenible con responsabilidad social y medioambiental.
Lo peor de todo es que
algunos Concejales, no se exigen ellos mismos, no es raro observar que frente a
importantes ponencias, no se presenten debates de altura, la mayoría no se
prepara para encarar un debate, algunos desconocen los temas sobre lo que se
está tratando, y solo se limitan a aprobar a pupitrazo limpio al mejor estilo
de “…¿Para donde va Vicente?… para donde va la gente…”
Aparte que siempre esa ha
sido la posición cómoda frente al futuro de su municipio, no perdamos de vista…
que el hábito hace la costumbre y la costumbre hace la ley (la ley del más
fuerte), el problema se complica porque tal parece a muy pocos se le ha
cumplido; lo anterior lógicamente a generado una serie de presiones desde todas
las vertientes, aprovechando la aparente indecisión en el actual mandato; peor
aún cuando todo indica que ocho meses después
no se ve con claridad el presente y el futuro financiero y
administrativo del municipio.
Lo anterior pudiera
significar que a principios del próximo año, sino es antes, el abogado Álvaro
Carrillo, si es que quiere y puede, y evitando fracasar en su primer intento
por darle norte a su gestión como administrador público, deberá de tomar
importantes decisiones sobre la futura conformación de su actual gabinete municipal.
Lo más probable, (para bien
de él, recordemos que los fusibles del Alcalde son los Secretarios de Despacho
y si hay alerta de corto circuito, para evitar quemarse, deberá de hacer
cambios), y necesario sea un replanteamiento y un re direccionamiento en la
gestión de su equipo de trabajo para acercase a lo que se comprometió a través
de su Programa de Gobierno y en su Plan de Desarrollo.
Para terminar esta primera
parte déjenme compartir con ustedes un pensamiento con respecto de los tiempos de crisis… aunque ya
hay voces que indican que el “discurso” de la crisis es solo una escusa para
seguir paralizado y no ser capaz
proponer soluciones audaces e inteligentes.
Einstein dijo: “No
pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la
mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae
progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche
oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las
grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar
“superado”. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su
propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera
crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de las personas y los
países, es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay
desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no
hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin
crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar la
crisis, es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de
una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar
por superarla”.
Finalmente este es un
llamado a la reflexión a cada uno de los Concejales, para que respondan con
altura a la misión que el destino les encomendó, aún tienen tiempo, dedíquense
a estudiar, prepárense, conformen equipos de trabajo interdisciplinarios que
les permitan proponer soluciones en el corto, mediano y largo plazo, ejerzan un
liderazgo proactivo que los llevara sin duda, y sin decepcionarnos a ocupar
importantes cargos a nivel local, departamental y nacional. Amanecerá y
veremos.
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