Para comenzar, hablemos
bien de la ciudad y sus dirigentes, bajo esta premisa y si de lo que se trata es
en pensar y actuar como ciudad – región; es menester persuadir, a los que toman las decisiones, que
para potenciar la subregión del norte
del valle - hoy con más de 350.000 habitantes que incluye 18 municipios más San
José del Palmar en el Choco biogeográfico - es necesario abrirle paso al impulso
regional mediante la creación de polos de desarrollo que dependan de la vocación productiva local - aprovechando el enorme potencial de la
región.
Lo anterior obliga a
insistir en el reto que representa el diseño de agendas regionales para fomentar el crecimiento y desarrollo sostenible con responsabilidad social y medioambiental.
Usted, atento y
respetado lector, se preguntará ¿Cuál región? Y tiene toda la razón; para
pensar en región, primero hay que resolver el tema de la subregión; entonces no
perdamos de vista que desde lo geopolítico – y es aquí donde está la gran
oportunidad – la ciudad posee fronteras políticas con los departamentos del Quindío
y Risaralda; además con los cinco municipios que hacen parte del Norte del Valle.
Si observamos la
actividad económica que, en la cotidianidad, los articula; encontramos que la
relación con Risaralda obedece más a motivaciones laborales y académicas - trabajo
y estudios superiores principalmente- hacia
el Quindío crece el flujo turístico los fines de semana o en temporada de
vacaciones.
Con los municipios limítrofes,
la relación, en general tiene que ver con el intercambio de bienes y servicios
– que van desde la comercialización de productos perecederos (en la plaza de mercado
local) hasta la prestación de servicios en salud, educación, recreación y
financieros entre otros; lo que muchos han denominado, a la ciudad, como la
capital natural del norte del valle.
Por ahora la
limitante, para la planificación, es no disponer de estadísticas que nos permitan
medir, esas relaciones de intercambio, a
través del Producto Interno Bruto, PIB, que se genera en la ciudad particularmente
con ansermanuevo, obando, la victoria, la unión y toro; más los municipios de
ladera como Argelia, el Águila, el Cairo; y San José del Palmar.
En este contexto de
relaciones políticas, económicas y sociales; nuestros dirigentes, con voluntad
de actuar, deberían adelantar un serio ejercicio de planificación; tal parece
ya se está elaborando, entre el Municipio y la Cámara de Comercio en su área de
influencia, un primer borrador.
Llámese construcción de
la Visión Cartago, o promoviendo la imagen de marca Ciudad –Región, lo que se
logrará a través del desarrollo e implementación de equipos de trabajo
multidisciplinarios que tengan como tarea la construcción de agendas regionales
que le den, y nos den, una mirada - como ciudad - desde lo nacional e
internacional.
Visto desde lo macro,
y sin fronteras políticas, esta zona del occidente colombiano cuenta con por
los menos cuatro aeropuertos, tres zonas francas y un enorme potencial
exportador desde la agroindustria, siendo el municipio de la Unión, el eje; además
del turismo ecológico, de sol y agua, religioso e histórico de los que también
podrían aportar, de acuerdo a la vocación productiva, los restantes municipios
del norte del valle. ¿Construcción de “clústers” como ciudad región?
También se podría contemplar,
la reactivación de las agendas regionales con los municipios de Armenia,
Manizales y Pereira, con el propósito de avanzar recogiendo las iniciativas, los
esfuerzos y las experiencias adquiridas durante la última década.
Confirma lo anterior,
la historia de los desarrollos territoriales alrededor de sus capitales y que dejan
evidencia que departamentos como Caldas y Risaralda, no son viables sin el concurso de las fuerzas productivas y
sociales de sus capitales respectivas.
Lo complementario es
igualmente válido; citando un solo ejemplo, municipios como la Virginia, Santa
Rosa y Dosquebradas no serían viables sin el liderazgo de su capital Pereira. Es entonces factible y necesario ¿Crear polos de desarrollo en el Norte del Valle?
Vamos un poco más
allá; corre la noticia, sin confirmar, que ya se adelantan acercamientos para trabajar
mancomunadamente – traer recursos del nivel central nacional – los tres
departamentos que hace 50 años hacían parte del Viejo Caldas.
Lo anterior significa
en este punto, y como gran oportunidad para la ciudad, de crear los espacios
para la participación en las mesas de
trabajo, con esos departamentos, así como con comerciantes, empresarios,
gremios y en general fuerzas vivas; con la intención de diseñar una hoja de
ruta donde la ciudad de Cartago y el Norte del Valle tengan asiento, voz y voto
en esas deliberaciones; por aquello que todos ponen y todos ganan.
Resolver el problema
del desempleo que es estructural, no es fácil, es hoy aprovechar que el eje
cafetero y parte del norte del valle hacen parte del patrimonio paisajístico y
cultural de la humanidad; que los habilita para recibir recursos para su
desarrollo, en dinero y especie, de entidades internacionales. ¿Cómo hacer
parte, de ello, para aprovechar parte de esos recursos? ¿Que gestión hay que
realizar? ¿Qué alianzas estratégicas hay que desarrollar?
También tengamos
presente que en la región, predomina, el uso extensivo de la tierra
(monocultivo dirigido a la gran industria) la que ya enfrenta crisis; más el
pastoreo, con su impacto ecológico, son las mayores productores de riqueza pero
sin resolver el problema del desempleo. ¿Qué hacer entonces para potenciar el turismo
regional en sus diferentes modalidades?
Durante las décadas
del 70, 80 y los 90s las migraciones hacia
Canadá, Estados Unidos, España, Francia y en general hacia Europa, hoy hacia
Sur América; se convirtieron en la
principal fuente de ingresos de las familias, para nuestro caso cartagüeñas, a
través del recaudo de las remesas que ingresan al país.
Tal situación tampoco
solucionó el problema del empleo productivo en la ciudad, dichos recursos en su
mayoría se dirigen hacia el consumo de bienes y servicios, algunos, fuera de la
ciudad, ¿Que hacer para que ese consumo se realice en la ciudad? ¿Qué políticas
se deben diseñar para que esos recursos se conviertan en nuevos
emprendimientos?
Desde principios de
este siglo XXI han sonado en círculos políticos, sociales y académicos el tema
de las ciudades región en las agendas regionales y turísticas, ¿Será esa una de
las alternativas para empezar a resolver el reto del crecimiento sostenible en
el Norte del Valle?
Viene otro desafío
como lo es la planificación del desarrollo urbano, fomentar volver de la ciudad al campo, generar polos
de desarrollo sostenibles, convertir en autosuficiente el campo, crear micro
bolsas agrícolas, estimular la inversión productiva en las mismas, entonces se
hace inaplazable la revisión de los actuales Planes de Ordenamiento Territorial
en los municipios del Norte del Valle.
Lo que se logra
mediante la creación de mesas de trabajo lideradas por los Alcaldes
y con el apoyo de los secretarios de hacienda y jefes de planeación o quienes
hagan las veces, inicialmente al interior de sus territorios, para luego
articularlos desde la subregión del Norte del Valle.
Cuyo objetivo es lograr el arribo de nuevos inversionistas; en eso se avanzaría si
se logra una adecuada reglamentación sobre los usos de suelo en cada uno de esos
municipios, yendo más allá, con el propósito, y desde lo subregional, de
enlazarlos o darles transversalidad; es decir que tengan el principio de
integración para construir - sin egoísmo o protagonismos - la ciudad región.
Recuerden que la unión hace la fuerza.
Y que, en su funcionalidad,
impacten positivamente en los planes de desarrollo en cada uno de esos
municipios, dependiendo de su vocación productiva, fortalezas y oportunidades,
una vez identificadas, no deben de terminar en los límites geopolíticos municipales
y departamentales, debiendo de involucrar los planes de los municipios vecinos sin
que estos pierdan autonomía administrativa. ¿Bloque económicos regionales y/o
subregionales?
La pregunta, que
sigue, y a resolver es ¿Cómo hacer de Cartago, un destino turístico
competitivo?
Si se logra crear un
entorno propicio de asociación, mediante el impulso por parte de sectores
políticos, empresariales y académicos; mediante la creación de las denominadas
agendas regionales turísticas se podría plantear la posibilidad de integrarnos
al Eje Cafetero como Norte del Valle.
La oferta por lo
demás es atractiva, que debería entusiasmar a todos; pero como siempre existe
el disenso, confiemos, al vender la idea, el de disponer de más elementos de juicio.
Para los que hoy
decidimos denominar “integracionistas”
existe la posibilidad de que el turista que llegue al Eje Cafetero, también
visite a Cartago (hay que evitar que se convierta en solo un sitio de paso) a la vez que se articule con
las rutas turísticas del Norte del Valle.
Lo anterior permitiría la activación de la
economía local, se llenarían los hoteles, los moteles, los restaurantes, las
fincas y haciendas turísticas, los balnearios, los ecohoteles, hoteles
campestres, mejoraría el turismo religioso y colonial, el comercio
especializado en bordado a mano, los taxistas tendrían más trabajo, el comercio
en general prosperaría; en resumen habría más empleo, en fin todas las buenas intenciones
que usted quiera imaginarse para bien de nuestra ciudad.
Entonces cabe
preguntarnos ¿Qué debe de mostrar de atractivo Cartago y el Norte del Valle?
para vender y que sea lo suficientemente
atractivo para que se posicione a nivel nacional o internacional, y logre que
el turista luego de visitar por ejemplo Panaca o el Parque del Café entre otros,
decida venir a Cartago (hospedarse) y luego pegarse la paseadita por el Norte
del Valle. ¿Qué logística y alianzas hay que desarrollar para lograrlo?
Como bien se podrá
observar, esta deberá de ser una gran empresa que, por fortuna, tiene un camino
ya recorrido, hay muchas instituciones que hace muchos años trabajan en
diferentes frentes de trabajo, ejemplo los
bordados, pero es indiscutible que es un proyecto de largo aliento.
Donde nunca se dará
por terminado algo, hay que reinventarse, lo importante es el concurso de
todos, mucha imaginación y creatividad y
sobre todo un trabajo en equipo que requiere de una dinámica en la comunicación
y coordinación interinstitucional e intersectorial, que evidencie un esfuerzo
integral y colectivo para lograr la competitividad, que no es otra cosa que alcanzar
la sostenibilidad en el desarrollo turístico de la región.
En todos los casos es
más rentable y requiere de menor esfuerzo el trabajar unidos que cada uno por
su lado. Para terminar…Hablemos bien de la ciudad y sus dirigentes…Amanecerá y
veremos.